Hay que obsesionarse con las cosas; vivirlas con la máxima intensidad. Nada de tibiezas, nada de aburridos equilibrios.
Eso sí, de modo sucesivo, porque la intensidad simultánea agota.
domingo, 12 de abril de 2015
¿Algún psiquiatra en la sala?
Seguro que esto fue después de que lo obligaran a cambiar el color del toldo porque desentonaba con el de los vecinos.
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