Hay que obsesionarse con las cosas; vivirlas con la máxima intensidad. Nada de tibiezas, nada de aburridos equilibrios. Eso sí, de modo sucesivo, porque la intensidad simultánea agota.
lunes, 21 de mayo de 2012
Es pero no es (4)
¿Para qué gastar en adoquines si se pueden dibujar en el cemento?
Espero que perciban que acá el mérito es de los ciudadanos, que viendo el cemento fresco recién rayado resistimos la tentación de pisar y estropear la obra de arte.
domingo, 6 de mayo de 2012
Se viene, se viene una nueva...
Una vez más, he decidido cambiar de actividad deportiva. Los motivos son muy variados, pero, porqué no reconocerlo, entre ellos está el que nunca he durado demasiado haciendo lo mismo en lo que a gimnasia se refiere. Y los astros han confluido en este mes de mayo para convencerme de que es el momento de un cambio: fuera gimnasio, fuera clases con horarios....¿qué tal un poco del antiguo "jogging", modernamente conocido como "running"?
Sí, ya sé: no es la primera vez que lo intento, y en otras ocasiones lo he descartado ipso facto por aburrido y porque a los dos minutos estoy, invariablemente, echando el hígado por la boca. Tampoco es de esas actividades que exijan concentración y así desconecto de los problemas del día (gimnasia cerebral).
Y entonces, ¿por qué ahora me interesa? Primero, porque es gratis, cualidad que en otros momentos habría pasado más desapercibida. Segundo, porque tiene horario flexible, gran valor en mi vida en este momento.
Y tercero.... tercero, señores.... porque lo combino con las tecnologías que tanto me obsesionan.
Mi ipod registra tiempo, velocidad y recorrido, con música de fondo y mensajes de ánimo (esto último muy importante). Tengo descargado en mi calendario el entrenamiento correspondiente a cada día, y en el ordenador se generan gráficas y evolución. Si me propongo un objetivo se publica en Twitter.
En fin...
No sé lo que aguantaré, porque lo cierto es que ninguno de estos avances tecnológicos impide que corra como un pato asmático.
Pero el caso es que, aún boqueando, este temita empieza a adquirir perfiles obsesivos...reconozco los síntomas.
martes, 1 de mayo de 2012
Cada cosa en su lugar
Anoche, no sé por qué, me acordé de lo feo que era tener que madrugar en casa de mi abuelo, para ir al colegio o a la Universidad. Era como antinatural, lo contrario del orden divino de las cosas.
De toda la vida, a casa de mi abuelo se iba a disfrutar: a ver la tele, a comer chocolate y sandwiches de miga...a empezar el fin de semana. Se iba sabiendo que al día siguiente no habría obligaciones, ni uniformes, ni carpetas. Eran unas mini-vacaciones que él nos regalaba cada semana.
Pero a veces, muy pocas, por algún motivo las cosas cambiaban, y tocaba despertarme oyendo a mi abuelo llamarme mientras encendía la luz. Lo malo no era el madrugón ni su finalidad, sino que ocurriera allí.
En mi cabeza, incluso el cuarto se veía como si no fuera el mismo, cómplice de la ruptura de las reglas del juego, de la plácida rutina, del mundo tal como debía ser.
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