¿No conocen la leyenda? Les cuento:
Resulta que un peregrino gallego que se preparaba para salir de Barcelos rumbo a Santiago de Compostela, fue acusado de robarle la plata al terrateniente y condenado a morir en la horca. Su última voluntad fue que lo llevaran una vez más ante el juez, que en ese momento estaba a punto de comerse un gallo asado. El peregrino le dijo que, como prueba de su inocencia, el gallo se levantaría y cantaría. El juez no le creyó y echó el plato a un lado, pero mientras ahorcaban al peregrino, el gallo se puso a cantar. El juez corrió a la horca y descubrió que el peregrino se había salvado gracias a un nudo mal hecho.Además de las típicas figuritas y reproducciones en el soporte que se les ocurra, el gallo está en las calles. Aquí algunas muestras:
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